«Somos de los últimos en llegar y, a diferencia de otros compañeros de la zona, tenemos una estructura empresarial. Además, tenemos posibilidades de invertir y no tenemos prisa por obtener resultados; queremos hacer buenos vinos».
Siendo históricamente una zona de importante producción de vino, la superficie de viñedo ha disminuido considerablemente en la cuenca del río Mandeo en años recientes, reduciendo en pocos años el número de bodegueros que embotellan y comercializan. En ese contexto, el ambicioso proyecto de Pagos de Brigante es un novedoso y reconocido esfuerzo por cambiar las cosas y una nueva oportunidad para el emprendimiento en el ámbito de la viticultura en la comarca de Betanzos.
Luis Sande, alma mater del proyecto, está totalmente convencido del potencial de los vinos de Betanzos. Durante su vida profesional como funcionario, se dedicó al control de la producción en distintas zonas vitivinícolas, primero desde Galicia y después desde Bruselas, por lo que conoce bien tanto los vinos gallegos como los del resto de España y Europa.
En su opinión, la herencia de falta de prestigio que ha lastrado los vinos de la zona es hoy un recuerdo lejano frente a los caldos que están surgiendo en la IXP Terra de Betanzos. Sande destaca el terroir único del área betanceira y afirma rotundamente que los vinos de Betanzos aún tienen por delante el recorrido que en las últimas décadas han hecho los vinos de las denominaciones de origen de Galicia y que actualmente están empezando a realizar otras zonas con IXP.
Pagos de Brigante es una apuesta decidida por la profesionalización de los vinos de Betanzos, por hacerlos homologables en calidad a los que ya se producen en otras zonas de Galicia y del mundo, pero manteniendo las características que les son propias y que los diferencian.
Junto a su hijo y un equipo profesional, lidera una iniciativa con vocación empresarial que incluso se ha involucrado en el proyecto europeo ECOSPHEREWINES, destinado a mejorar los servicios ecosistémicos prestados por los paisajes agrícolas del viñedo mediante la implementación de una red de infraestructura verde en zonas de alto valor ecológico, como estrategia orientada a su conservación y gestión sostenible, mejorando la biodiversidad y aumentando su resiliencia frente al cambio climático.