“Sin nuestras vides nada sería posible, y es por eso que merecen todo nuestro cariño. Herbicidas, insecticidas y acaricidas no son usados en nuestras viñas”, defienden desde la bodega Cazapitas.
El proyecto Cazapitas destaca la gran diversidad genética de las vides gallegas y defiende trabajar un gran número de castas. A la hora de hacer sus vinos blancos, nos cuentan de la importancia de su trabajo de lías para darle carácter y longevidad a sus vinos. Además de eso, en los tintos destacan que se caracterizan por una larga maceración de unos veinte días compaginado con barricas que no son nuevas para que no desaparezca la fruta.
También defienden la recuperación del vino con Ratiño, una pequeña y selecta producción de apenas dos centenares de botellas y nos cuentan de su estrategia de vendimia más temprana en la búsqueda de un vino “con más acidez y frescura”.