“No quiero hacer un vino comercial que siempre sea igual, prefiero elaborar cosas pequeñas y personales”. Era una de las máximas de Antonio Saborido, fundador de las bodegas que llevan su nombre, gestionadas actualmente por su hijo Jorge Saborido.
“Nuestra historia comienza al lado del mar”, destacan desde esta bodega ubicada en la costa norte de la ría de Arousa, al pie de la sierra del Barbanza, en la aldea de Esteiro, en Boiro. Una zona en la que, recuerdan, hay vestigios arqueológicos que informan de la existencia de numerosos asentamientos prehistóricos, como por ejemplo: los castros de Neixón, los monumentos megalíticos en lo alto de la sierra del Barbanza junto al lugar de Noceda o los petroglifos en la parroquia de Bealo, entre otros.
“Un pedacito de la costa del Barbanza”, subrayan: “En Antonio Saborido contamos con una hectárea de viñedos propios donde nos hacemos cargo de la conservación de la uva Blanca legítima, también conocida como Raposo o Albarín blanco”. Durante más de 7 años se hicieron micro-vinificaciones en la estación enológica de Leiro, en Ribadavia, para saber los caracteres organolépticos de la uva. Después de que la MBG (Misión Biológica de Galicia) y la EVEGA (Estación de Viticultura de Galicia) recogieran muestras, se estableció que estas cepas tienen más de 100 años de antigüedad. A día de hoy, esta variedad solamente existe aquí, en Paderne y también en Negueira de Muñiz (en A Fonsagrada) en otros lugares desapareció a causa de la filoxera o simplemente fue cortada.
Los vinos Antonio Saborido, destacan, son perfectos para maridar con productos típicos de la comarca, como son los mariscos como el mejillón, quesos o simplemente disfrutar en buena compañía.